Santuario de La Aparecida

Visita anterior: Ampuero

A unos 5 kms de Ampuero está el Santuario de La Aparecida, patrona de Cantabria. A unos 2 kms, en Marrón, empieza una intrincada carretera de montaña con algunas curvas de hasta 180º junto a la que sigue una vía peatonal que permite hacer andando el recorrido jalonado por 14 obeliscos de granito, las estaciones de un vía crucis. En lo alto hay un par de restaurantes además del Santuario, lugar donde la Virgen se apareció a unos pastores en 1605, y que fue construido gracias a las donaciones de indianos.

Estación de Viacrucis en la subida


La talla de la Virgen es de muy pequeñas dimensiones, poco más de 20 cm incluido el pedestal, probablemente la más pequeña de la geografía española.
Muy cerca del Santuario hay un mirador desde el que contemplar una magnífica panorámica del valle.
Después de esta visita regreso a Loredo. El tiempo está cambiando. Si se cumplen las previsiones, mañana bajarán más de 10º las temperaturas respecto a hoy. El cielo despejado de esta mañana se ha ido llenando de nubes y se ha levantado un aire como de revuelta.
Bajando la cuesta en dirección a Ampuero empiezan a caer algunas gotas y siguen cayendo parte del camino pero cuando llego a Loredo ha dejado de llover.

Santuario

Después de un buen descanso en el hotel, voy a pasear a la playa. En la bajada a la playa de Loredo hay un policía local que me impide el paso. Hay un pequeño incendio y los bomberos están ocupando la vía, por lo que me recomienda acceder por Somo.
En el acceso de Somo quedan ya muy pocos coches. La temperatura ha bajado bruscamente y se ha levantado un fuerte aire. Menos mal que me he traído una chaqueta.
La marea está aún más baja que ayer por lo que la playa es más enorme todavía. Enorme y desierta. Hoy sí corre el viento. También el tiempo. Mi segundo día ya.



Próximo destino: Santoña


Más fotos de La Aparecida:

Curvas en la subida
Panorámica
Retablo
Imágen de la Virgen
Cruz en el Alto
Mirador
Panorámica

Ampuero



Visita anterior: Laredo

Voy a comer aquí. En la guía azul de Cantabria que llevo hay tres restaurantes recomendados en este pueblo y casualmente llego hasta uno de ellos: “Restaurante Los Tilos”. Tomo el menú del día, 10 €, con buena relación calidad-precio y buen servicio.
He visto un indicador de “mirador de Ampuero” y lo sigo, pero llego a las afueras y no estoy segura de ir por buen camino, por lo que decido regresar. Antes de dirigirme hacia La Aparecida paro junto a la Casa Torre de Espina, junto a la carretera, uno de los edificios más antiguos del pueblo, con una curiosa portalada en la que dos fieros maceros sobre cabezas de león flanquean el escudo de la familia y reciben al visitante.
Frente al Palacio, al otro lado de la carretera, puedo ver un molino harinero, es el del Mizcardón o Santiago, uno de los muchos ejemplares que se conservan en esta zona y que probablemente pertenecía a la misma familia que mandó construir la Casa Torre.

Casa-Torre de Espina
Molino harinero del Mizcardón

Próximo destino: La Aparecida


Laredo

Visita anterior: Castro Urdiales

Llegando a Laredo desde Castro Urdiales, antes de bajar al pueblo hay un mirador. Me detengo unos minutos para observar la panorámica. Lo que más me llama la atención es la enorme Playa La Salvé, clara y brillante bajo el intenso sol. Seguimos con la ola de calor de estos días y hoy también se nota el bochorno.

Laredo, Panorámica y Playa de la Salvé

Hago la entrada a la villa marinera por la Puebla Vieja, el casco antiguo, declarado conjunto histórico artístico. Pasando por la calle Emperador, justo antes de la calle Espíritu Santo, encuentro un sitio libre para aparcar y lo aprovecho, no vaya a ser que siga y más adelante tenga problemas como me pasó en Castro Urdiales.
Ha sido un acierto porque estoy muy cerca del Ayuntamiento, en la plaza Cachupín. Sigo caminando hacia delante, en dirección a la playa, y pronto doy con la Oficina de Turismo, donde consigo un plano y más información.
Antes de perderme por las rúas de la Puebla Vieja, sigo las instrucciones de la amable señorita de la Oficina y, siguiendo la calle Menéndez Pelayo, llego hasta el Túnel peatonal de algo más de 200 metros excavados en la roca que cruza el monte de la Atalaya para llegar a un antiguo puerto de refugio, hoy mirador.

Túnel peatonal bajo la Atalaya

Antes de meterme en el túnel, me asomo, a la izquierda, al Puerto Deportivo. En el interior del túnel hay varios grados menos de temperatura que en el exterior. Con el calor de hoy, se agradece este frescor tan agradable.
Al otro lado, encuentro un mirador al mar. El puerto de refugio nunca fue utilizado como tal ya que antes de que la construcción del túnel finalizara, el puerto fue destruido por varios temporales, si bien el túnel fue un útil y seguro refugio para la población durante la Guerra Civil.
Desde la calle Menéndez Pelayo subo por la Cuesta del Infierno hasta la calle Ruamayor. Por aquí ya hay que callejear entre plazas y casonas. Sin pretenderlo, encuentro al azar algunas de estas casas nobles. En la confluencia de Ruamayor con la calle San Martín, encuentro la Casa de la Marquesa de Arcentales, que lo habitó en el siglo XIX, frente a lo que era el Palacio del Gobernador, hoy en obras.

Casa de la Marquesa de Arcentales
En la esquina de la Rua San Martín con San Marcial doy con la Casa de Don Diego Rada de la Sierra y Rivas. Se trata de una casa-fortaleza, como atestiguan las peculiares ventanas saeteras de la planta baja. Destaca sobre todo en la fachada el enorme escudo de armas y, justo en la esquina, un curioso guardacantón, que servía para proteger el esquinazo del roce de carros y carretas.
Subiendo por la Calle de San Marcial en dirección a la Iglesia de Santa María, pasamos ante la Casa-Torre del Condestable de Castilla. Aquí habitó la reina Isabel la Católica junto a sus hijos y también Carlos V. En aquella época Laredo era el puerto más importante de Castilla, usual punto de entrada y salida de vías de comunicación marítima con Europa.
Siguiendo por San Marcial llegamos a dos puertas. Una es la del Merenillo, que daba paso a la calle del mismo nombre y pertenecía a la muralla del siglo XIII. La otra es la Puerta Oeste de la Iglesia, con acceso a la misma, aunque no se puede visitar ahora. La encuentro cerrada a cal y canto.

Iglesia de Santa María
Bajo por la calle Santa María. En la Plaza del Marqués de Albaida encuentro la Casa Torre de la familia Villota, también conocida como de Gutierrez Rada. Construida también como fortaleza defensiva, cuenta asimismo con ventanas saeteras en su fachada.
La calle Santa María baja hasta la calle Revellón y, a partir de ésta, empieza la Rua Espíritu Santo. Cansada y con calor, a punto estoy de saltarme esta parte para ir a tomar un refresco antes de coger el coche pero los edificios de la Rua llaman mi atención y me dirijo hacia ella. Las fachadas, aunque en distintos colores, guardan uniformidad respecto a su altura y estilo.
Al final de la calle, a mano derecha, está el Hospital de la Villa y, pegadita a él, la Capilla del Espíritu Santo, que da nombre a la calle. Esta capilla fue remodelada por un matrimonio de nobles para ser enterrados en ella. El Hospital era atendido por religiosas y fue centro de acogida de los peregrinos que iban a Santiago por el Camino de la Costa o los que llegaban por mar.

Puerta de San Lorenzo
Muy cerca, subiendo unas escaleritas, llegamos a una puerta de la muralla medieval. El primer nombre que recibió fue el de Arco de la Calzada. Posteriormente, Puerta de San Lorenzo, por su acceso al barrio del mismo nombre. Más recientemente, Puerta de Bilbao, por llegar a través de ella a la carretera que llevaba a esa ciudad.
De regreso hacia el coche, justo en la esquina de la Rua Espíritu Santo con la calle Emperador, llego a la Casa de la familia Gutiérrez Carriazo, en la que destaca un enorme escudo esquinado en la planta superior.
Se ha hecho hora de comer y, siguiendo camino, decido hacerlo en mi próxima parada: Ampuero.


Más fotos de Laredo:

Casa Gutiérrez Carriazo
Ayuntamiento
Puerto deportivo
Cuesta del Infierno
Puebla Vieja
Rua del Espíritu Santo
Capilla del Espíritu Santo




Próximo destino: Ampuero

Castro Urdiales

<== Visita anterior: Playa de Loredo

Desde Loredo voy directamente a Castro Urdiales, a 58 kms, el punto más lejano de la ruta que tengo pensada para hoy. Después, me iré acercando hacia el punto de partida. Hay atasco para entrar. Ignoro si es lo normal en estas fechas o una circunstancia atípica. Una vez en el centro, me cuesta varias vueltas encontrar un hueco pero al final lo consigo en zona azul, muy cerca del Mercado. Desde ahí camino hacia el Paseo Marítimo. Enseguida tengo delante una vista que, con las barquitas del puerto pesquero delante, incluye muchos de los puntos representativos del lugar. Rodeando el puerto hacia la izquierda, me dirijo hacia ellos.

Puerto pesquero de Castro Urdiales

Lo primero que encuentro es el Ayuntamiento. Luego, en la misma plaza, la Casa de los Chelines. En los bajos de este edificio está el Mesón Marinero, un restaurante que viene recomendado en mi guía de Cantabria, pero que no voy a probar ya que aún es muy pronto para comer. Más adelante, en una casita baja de color blanco, la Oficina de Turismo, donde consigo un plano de la villa marinera. Un poco más allá, en la Lonja del Pescado los pescadores negocian la venta de sus productos, que no pueden ser más frescos. Sobre la Lonja se alza el Castillo-Faro, comunicado mediante el Puente Medieval con la Ermita de Santa Ana.

Castro Urdiales: Puente medieval y Castillo-Faro


De vuelta por el Paseo Marítimo, subiendo unas escaleritas junto a la Casa de los Chelines, llego a la Iglesia de Santa María, frente a la que hay una estatua de Flavio Vespasiano.
Vuelvo sobre mis pasos hasta la Avenida de la Constitución, con elegantes edificios de terrazas blancas acristaladas que miran al mar.
Paralela a esta avenida está la Calle La Mar, peatonal y salpicada de tiendas y bares.
De vuelta a recoger mi coche paso de nuevo ante el Mercado y ahora sí entro. Escojo uno entre los puestos de fruta para comprar unas cerezas y unos melocotones de Aragón. Riquísimos.


==> Próximo destino: Laredo.


Más fotos de Castro Urdiales:

Ermita de Santa AnaMercadoLonja del PescadoIglesia de Sta María

AyuntamientoCasa de los ChelinesAvda Constitución


Playa de Loredo

Una playa maravillosa



En resumen: la playa quita el hipo. Por la arena finísima, por su anchura ahora que la marea está muy baja, por su longitud (en realidad son 3 playas unidas en una: la de Loredo, la de Somo y El Puntal, que da la vuelta hacia el interior de la bahía). La veo desde lo alto y pienso: ¡qué maravilla! Lo sigo pensando al pisar la arena y encontrarla tan suave. Y cuando piso la orilla, tan firme, da gusto andar por ella. Queda poca gente pero, incluso en hora punta seguro que es difícil que llegue a dar sensación de agobio. Es tan grande…

Playa de Loredo

Mirando hacia el mar, a la derecha tenemos la Isla de Santa Marina. A la izquierda, la ciudad de Santander, muy próxima, al otro lado de la Bahía. En el agua, la Isla de Mouro con su faro. Detrás de ésta, se divisa otro faro, el de Cabo Mayor. Y un poquito más a la izquierda, aunque a contraluz y difuminada por una ligera bruma, se distingue claramente la silueta del Palacio de la Magdalena. ¡Qué maravilla!
A mi espalda queda un parque de dunas. Sé que hay una pasarela de madera que traza una senda sobre él. Decido recorrerla una de las próximas mañanas.

Playa de Loredo

Disfruto cada paso. Las olas de un mar templado llegan mortecinas a la orilla después de dar diversión a los surfistas, que son numerosos en algunas zonas. No corre el aire. No corre el tiempo.
El sol se tamiza tras unas nubes bajas. De golpe la temperatura desciende. Un agradable frescor remplaza al bochorno y me acompaña de regreso al aparcamiento. Antes de dejar la arena echo la vista atrás. ¡Qué maravilla!


==> Próximo destino: Castro Urdiales




4 días en Cantabria


ITINERARIO:



Desde Segovia, cruzo Valladolid y Palencia en dirección norte por la autovía Cantabria-Meseta. Ya dejando Palencia se nota que el paisaje comienza a cambiar pero es en Cantabria donde estalla el verde y la planicie se convierte en relieve tapizado de bosques y pastos. Me sorprende la cantidad de viaductos y túneles que atravieso. Tengo la sensación de ir en volandas, directa a Loredo.
Llego sin ningún problema al hotel Estrella del Alemar 3* con ayuda del GPS, un hotelito nuevo y acogedor donde voy a alojarme estos días.
Después de comer y de echar una siesta relajante y necesaria me acerco a la playa. Tengo prisa por confirmar si las buenas críticas que he leído son ciertas. Son casi las 8 de la tarde y las altas temperaturas de esta primera ola de calor del verano se van haciendo más suaves.
Voy en coche hasta el aparcamiento junto a la playa más cercano (GPS 43.462716, -3.724150). A pesar de ser domingo, a estas horas la playa se va vaciando y hay muchos sitios libres.


==> Próximo destino: Playa de Loredo