Capadocia: Ciudad subterránea de Saratli, Caravansar del Sultán y regreso a Antalya

Con el nuevo día, visitamos la ciudad subterránea de Saratli, que hace poco se ha abierto al público. Estas ciudades son un gran misterio ya que se desconoce su orígen y su número exacto, aunque actualmente se piensa que puede haber más de 200. Las más conocidas y estudiadas por los arqueólogos son las de Kaymakli y Derinkuyu, distantes una de otra 9 kilómetros, capaces de albergar entre ambas nada menos que unas 75.000 personas, y unidas por un largo túnel de unos dos metros de ancho.
Fueron descubiertas por casualidad a partir de mediados de los años 60. Siendo esta zona lugar de paso de ejércitos y de invasiones, como puente de unión estratégico entre Europa y Asia, arqueólogos e historiadores coinciden en buscar en estas construcciones la necesidad de supervivencia física de sus moradores, que las habrían utilizado con esta finalidad durante siglos. Una vez que se alcanzó la estabilidad política y social, sus habitantes habrían abandonado estos refugios definitivamente y así habrían quedado durante largos años en el más completo olvido.
Las dependencias tenían funciones de lo más variado, a fin de garantizar el normal funcionamiento de una ciudad. Así, se pueden localizar habitaciones de descanso, naves de trabajo, comedores, cocinas, iglesias, salas de reunión, almacenes, áreas de letrinas, establos para los animales... etc.


Con pozos de agua y con alimento suficiente, los refugiados podían aguantar largos períodos bajo el subsuelo. Todas estas estancias están comunicadas unas con otras mediantes túneles kilométricos que recorren toda la ciudad y que, sorprendentemente, comunican también entre sí la mayoría de las ciudades creando un auténtico mundo subterráneo que podría haber sido habitado por cientos de miles de habitantes.
Muchos de estos túneles son estrechos, bajos y serpenteantes, a fin de dificultar al máximo los movimientos de los potenciales enemigos armados. Además, en puntos estratégicos se encuentran situadas, a modo de cortafuegos, enormes piedras redondas de piedra que, movidas desde el interior, bloquearían el paso a los intrusos.


Las diferentes dependencias de la ciudad se encuentran en distintos niveles de profundidad, a modo de sótanos, perfectamente ventiladas mediante conductos al exterior capaces de mantener el aire limpio y una temperatura constante durante todo el año.


En Derinkuyu, la que hasta ahora se considera la mayor de las ciudades subterráneas, hasta el momento se han excavado 8 niveles o plantas y se sabe que aún hay otros 10 más. Esta increíble obra arquitectónica, este gran entramado perfectamente planificado y estructurado plantea un buen número de interrogantes que no hacen sino sumar un misterio más a esta tierra mágica.

Después de esta visita, nos ponemos en marcha dejando Capadocia atrás. 540 kilómetros nos separan de Antalya, donde llegaremos ya de noche a través de la cadena de montañas Tauro. Aparte de las paradas técnicas cada 2 horas, hacemos una más prolongada en el Caravansar del Sultán (Sultanhani Karavanserai), la mayor de estas posadas-fortaleza de Turquía, que eran utilizadas como puntos de descanso por comerciantes y nómadas. Fue construído en 1229 y accedemos al él traspasando la ornamentada puerta de mármol.


Consiste de 2 secciones: una cubierta, para invierno, y un patio al aire libre, más utilizado en verano. En el centro del patio rectangular, destaca una pequeña mezquita de planta cuadrada.


La parte cubierta, el interior, aunque "en bruto" me recuerda mucho al Caravansar de Horozluhan en el que comimos al venir.


Quizá no tardando mucho también conviertan éste en restaurante, pero hoy por hoy podemos recorrerlo sin obstáculos, en un silencio únicamente interrumpido por el gorjeo de las palomas. Son ellas las que atraen nuestra mirada hacia lo alto y hacen que descubramos esta bonita cúpula que remata el conjunto.


Una vez fuera, desde más lejos podemos apreciar su gran tamaño y robustez.


Continuamos viaje hasta Antalya. Llegamos al hotel Alva Donna 5* de noche. El resort está francamente bien, en primera línea de playa, con un buen buffet y magníficas instalaciones pero con un gran inconveniente, y es que está a 50 kms del centro. Me habría gustado poder volver a pasear por las tranquilas calles del viejo Antalya, en el barrio de Kaleiçi, pero habrá que esperar hasta mañana.






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