Hipódromo


At-Meydani

Amanece un día precioso. Aunque el pronóstico del tiempo anunciaba lluvia, el día comienza con un sol radiante. Durante la noche me despertó la llamada a la oración pasadas las 5 de la madrugada. Son varias las mezquitas que tenemos alrededor y cuando los almuédanos entonan su llamada, ésta se va repitiendo y propagando por todos los puntos de la ciudad como un eco mágico. No consigo averiguar el número exacto de mezquitas. En algunos sitios leo que 1.000, en otros que 2.000 e incluso más. De todas formas, una exageración.
Desde nuestra ventana vemos el Mar de Mármara salpicado de barquitos de muy diversos tamaños. Un par de amiguitas inesperadas se han acercado a saludarnos.


Mar de Mármara, Estambul

Después de desayunar, subimos de nuevo a la terraza del hotel para disfrutar de la panorámica. La costa que ahora se ve tras la Mezquita Azul es la orilla asiática, que visitaremos esta tarde para contemplar el atardecer desde allí.
Repetimos el recorrido que hicimos ayer por la noche hasta llegar al Hipódromo (At-Meydani), una gran explanada rectangular de 400 m de largo donde el pueblo se reunía para presenciar las carreras de carros y caballos.
Sólo quedan 3 de los numerosos monumentos que hubo en esta zona, los tres colocados en su ubicación original, aunque a un nivel varios metros más bajo que el que ocupa la calle ahora. Están cambiando el adoquinado y hay que andar con cuidado por aquí. En uno de los extremos podemos ver la Columna de Constantino, construida con bloques de piedra imitando la forma de un obelisco. Debe de estar siendo restaurada, ya que está parcialmente tapada con andamios.


Columna Serpentina, Estambul

A continuación vemos la Columna Serpentina o, más bien, lo que queda de ella, y ya es mucho considerando que data del año 500 A.C. Fue traída del Templo de Apolo en Delfos. Eran 3 serpientes entrelazadas con sus cabezas en alto, que sostenían un trípode de oro con un jarrón del mismo metal. Durante la Edad Media fue considerada una especie de talismán y la leyenda decía que el día que las cabezas desaparecieran, desaparecería también con ellas la ciudad. Durante muchos años pareció que la leyenda estaba equivocada hasta que a mediados del siglo XIX apareció una de esas cabezas perdidas, hoy expuesta en el Museo Arqueológico. De este modo, el talismán y la ciudad perviven, quién sabe si ciertamente unidas.


Obelisco de Teodosio, Estambul

El último de estos 3 monumentos sobrevivientes ocupa el centro de la explanada y es el monumento más antiguo de Estambul. El Obelisco de Teodosio, de unos 20 metros de altura, fue tallado en Egipto de un solo bloque de granito rosa sobre el año 1500 A.C. aunque tuvo que ser partido en 2 trozos para su traslado a Estambul.
En el otro extremo del Hipódromo vemos una bonita fuente, aunque inaccesible al haber quedado aislada por las obras que se están llevando a cabo en la zona. Es la fuente del Emperador Guillermo II, un motivo de este emperador al sultán con motivo de su visita a Estmbul.


Fuente del Emperador Guillermo II, Estambul

Continuamos nuestro recorrido del día visitando Santa Sofía. Tenemos que llegar pronto, antes de que abran la taquilla a las 9 ya que a partir de esa hora se preparan largas horas para el acceso.


No hay comentarios: