Visita anterior: Castro Urdiales
Llegando a Laredo desde Castro Urdiales, antes de bajar al pueblo hay un mirador. Me detengo unos minutos para observar la panorámica. Lo que más me llama la atención es la enorme Playa La Salvé, clara y brillante bajo el intenso sol. Seguimos con la ola de calor de estos días y hoy también se nota el bochorno.
Laredo, Panorámica y Playa de la Salvé |
Hago la entrada a la villa marinera por la Puebla Vieja, el casco antiguo, declarado conjunto histórico artístico. Pasando por la calle Emperador, justo antes de la calle Espíritu Santo, encuentro un sitio libre para aparcar y lo aprovecho, no vaya a ser que siga y más adelante tenga problemas como me pasó en Castro Urdiales.
Ha sido un acierto porque estoy muy cerca del Ayuntamiento, en la plaza Cachupín. Sigo caminando hacia delante, en dirección a la playa, y pronto doy con la Oficina de Turismo, donde consigo un plano y más información.
Antes de perderme por las rúas de la Puebla Vieja, sigo las instrucciones de la amable señorita de la Oficina y, siguiendo la calle Menéndez Pelayo, llego hasta el Túnel peatonal de algo más de 200 metros excavados en la roca que cruza el monte de la Atalaya para llegar a un antiguo puerto de refugio, hoy mirador.
Túnel peatonal bajo la Atalaya |
Antes de meterme en el túnel, me asomo, a la izquierda, al Puerto Deportivo. En el interior del túnel hay varios grados menos de temperatura que en el exterior. Con el calor de hoy, se agradece este frescor tan agradable.
Al otro lado, encuentro un mirador al mar. El puerto de refugio nunca fue utilizado como tal ya que antes de que la construcción del túnel finalizara, el puerto fue destruido por varios temporales, si bien el túnel fue un útil y seguro refugio para la población durante la Guerra Civil.
Desde la calle Menéndez Pelayo subo por la Cuesta del Infierno hasta la calle Ruamayor. Por aquí ya hay que callejear entre plazas y casonas. Sin pretenderlo, encuentro al azar algunas de estas casas nobles. En la confluencia de Ruamayor con la calle San Martín, encuentro la Casa de la Marquesa de Arcentales, que lo habitó en el siglo XIX, frente a lo que era el Palacio del Gobernador, hoy en obras.
Casa de la Marquesa de Arcentales |
En la esquina de la Rua San Martín con San Marcial doy con la Casa de Don Diego Rada de la Sierra y Rivas. Se trata de una casa-fortaleza, como atestiguan las peculiares ventanas saeteras de la planta baja. Destaca sobre todo en la fachada el enorme escudo de armas y, justo en la esquina, un curioso guardacantón, que servía para proteger el esquinazo del roce de carros y carretas.
Subiendo por la Calle de San Marcial en dirección a la Iglesia de Santa María, pasamos ante la Casa-Torre del Condestable de Castilla. Aquí habitó la reina Isabel la Católica junto a sus hijos y también Carlos V. En aquella época Laredo era el puerto más importante de Castilla, usual punto de entrada y salida de vías de comunicación marítima con Europa.
Siguiendo por San Marcial llegamos a dos puertas. Una es la del Merenillo, que daba paso a la calle del mismo nombre y pertenecía a la muralla del siglo XIII. La otra es la Puerta Oeste de la Iglesia, con acceso a la misma, aunque no se puede visitar ahora. La encuentro cerrada a cal y canto.
Iglesia de Santa María |
Bajo por la calle Santa María. En la Plaza del Marqués de Albaida encuentro la Casa Torre de la familia Villota, también conocida como de Gutierrez Rada. Construida también como fortaleza defensiva, cuenta asimismo con ventanas saeteras en su fachada.
La calle Santa María baja hasta la calle Revellón y, a partir de ésta, empieza la Rua Espíritu Santo. Cansada y con calor, a punto estoy de saltarme esta parte para ir a tomar un refresco antes de coger el coche pero los edificios de la Rua llaman mi atención y me dirijo hacia ella. Las fachadas, aunque en distintos colores, guardan uniformidad respecto a su altura y estilo.
Al final de la calle, a mano derecha, está el Hospital de la Villa y, pegadita a él, la Capilla del Espíritu Santo, que da nombre a la calle. Esta capilla fue remodelada por un matrimonio de nobles para ser enterrados en ella. El Hospital era atendido por religiosas y fue centro de acogida de los peregrinos que iban a Santiago por el Camino de la Costa o los que llegaban por mar.
Puerta de San Lorenzo |
Muy cerca, subiendo unas escaleritas, llegamos a una puerta de la muralla medieval. El primer nombre que recibió fue el de Arco de la Calzada. Posteriormente, Puerta de San Lorenzo, por su acceso al barrio del mismo nombre. Más recientemente, Puerta de Bilbao, por llegar a través de ella a la carretera que llevaba a esa ciudad.
De regreso hacia el coche, justo en la esquina de la Rua Espíritu Santo con la calle Emperador, llego a la Casa de la familia Gutiérrez Carriazo, en la que destaca un enorme escudo esquinado en la planta superior.
Se ha hecho hora de comer y, siguiendo camino, decido hacerlo en mi próxima parada: Ampuero.
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