A 8 kms de Peratallada, llegamos a Pals, ya muy cerca de terminar nuestro viaje. Nos ofrece también un bello casco medieval si bien muchos de estos edificios tuvieron que ser reconstruidos tras la Guerra Civil. El resultado ha sido merecedor de varios premios.
Aparcamos fuera de la zona monumental pero bastante cerca y enseguida nos plantaomos en el casco histórico. Destaca, sobre el resto de las siluetas, la de la Torre de las Horas, de 15 metros de altura, lo que era la Torre del Homenaje del desaparecido castillo, y que recibe este nombre porque en el siglo XV había un reloj en lo alto. Hoy la cima está ocupada por un campanario que fue colocado en época posterior.
Paseamos por sus antiguas calles hasta llegar a la Plaza Mayor. Definitivamente ha dejado de llover y la temperatura es muy agradable, por lo que es un buen lugar para un receso antes de seguir la visita por el Barrio del Pedrós, al que, desde la misma plaza, accedemos bajo un robusto arco de piedra.
Este barrio es también Conjunto Histórico Artístico y lo componen un conjunto de mansiones nobiliarias que le dan un encanto único.
Llegamos hasta el pie de la Torre, un pedestal rocoso que hace las veces de mirador, ya que desde allí podemos ver en la distancia las Islas Medas. Este archipiélago de islotes fue refugio de piratas en la Edad Media, prisión militar siglos más tarde y, actualmente, reserva marina con un rico ecosistema animal y vegetal.
Continuamos la visita hasta la Iglesia de Sant Pere, realizada con piedras del desmantelado castillo.
Terminado el paseo y la visita, nos dirigimos hacia Begur, que va a ser nuestra última etapa del viaje antes de regresar a casa.
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